Los ogros tenemos conciencia:
sabemos que somos tan terribles que preferimos mantenernos al margen para no
fastidiar con nuestra ingrata presencia. Somos tan nauseabundamente
desagradables que nos guardamos nuestra pestilencia para nosotros solos, en
nuestro pantano, dándole al mundo un sano ejemplo de respeto por el espacio
vital ajeno; así que sí le disgusta nuestro aroma, tápese la nariz y siga de
largo.
Los ogros tenemos mal
temperamento, es verdad, podemos con nuestra descomunal furia provocar
devastación. Pero, pregunto, ¿sabe usted cuanto dura la furia de un ogro? Seguro
que usted no sabe que, tras un breve respiro, la cordura regresa y podemos ser
tan fríos y calculadores como usted, que se precia de humano. No nos moleste,
no provoque nuestra ira y se evitará problemas y peligros.
Dicen que los ogros tenemos el
corazón frío, y eso no es más que mierda. ¿no creen que un ogro puede en
cruzada valiente ir hasta una torre y rescatar a una princesa? ¿no creen que,
feos y nauseabundos, también podemos conmover un corazón de mujer y hacerla más
feliz que un príncipe afeminado y cobarde? Poco nos conoce, carajo. Y somos sensibles,
románticos y le damos al objeto de nuestros amores una muestra del cielo.. ¿egh?...
¿cielo un pantano con un monstruo pestilente?... si, para la que es capaz de atravesar
nuestras capas.
Los ogros sabemos cuando nos
equivocamos, porque siempre, aunque no se consiga nada, reconocemos con gallardía
nuestros errores. Y sabemos cuando renunciar, incluso sabiendo que lo que
estamos dejando atrás nos dejará un vacío enorme. ¿Cómo negarle a lo que uno
ama la oportunidad de ser más feliz que estando junto a un ser despreciable y
complejo como nosotros? No tenemos frío el corazón, nuestras feas caras parecen
estar en modo neutral pero por dentro nos sentimos morir, y en esos casos
siempre nos marchamos lejos.
Todo es cierto, Burro: los ogros
tenemos capas.
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